jueves, 19 de noviembre de 2009

BESATON de Monterrey



El Primer Besatón de Monterrey
(Tienes 2 minutos para besar)
Sabado 5 de Diciembre de 2009, 6pm.

Plaza Hidalgo


La promoción y protección de los derechos humanos ha sido una de las mayores preocupaciones para las Naciones Unidas desde 1945, fecha en la cual los países fundadores de la Organización, acordaron impedir que los horrores de la Segunda Guerra Mundial se reproduzcan.

El amor, El afecto y la libre muestra de ello, son un marco excelente para resaltar las cualidades del día que celebramos. sin importar las discapacidades, raza, religion, posicion social, o preferencias sexuales.

Es por eso que te invitamos éste Sábado 5 de Diciembre al Primer Besatón de Monterrey. en la Plaza Hidalgo (Escobedo entre Hidalgo y Morelos) a las 6:00 de la tarde.

La dinámica es sencilla. Asiste al llamado, a las 6:00 de la tarde sonarán unas trompetillas que indicarán la hora en que podràs demostrar tu afecto con un beso durante 2 minutos. y con ello unimos la voz con muchos otros países que piden por los derechos de las personas que están olvidadas por nuestras autoridades.

Jugar al fin del mundo

"Y Jesús empezó a hablar:
<porque vendrán en mi lugar, y dirán:
“Yo soy el que esperaban”, y engañarán a muchos.
Cuando oigan hablar de guerra y de rumores de guerra,
no se alarmen, porque eso tiene que pasar,
pero todavía no es el fin. Una nación luchará contra la otra
y un pueblo contra otro pueblo, habrá terremotos
y hambre en diversos lugares, en esto reconocerán
los primeros dolores del parto…”
(Marcos 13:5-8)


Una lectura fácil de este pasaje nos puede dirigir a la calculadora escatológica, para comenzar a calcular la fecha del fin de los tiempos; puede que nos enfile tras la preocupación angustiosa de sentir que tal vez, si no hacemos algo, quedemos fuera de la salvación, condenados al “fuego eterno del infierno”. Y es que en este mundo fatalista y marketinero, la catástrofe, la muerte, el terror, lo malo y destructivo concentran más nuestra atención y generan en nosotros un poder al que solemos rendir culto; tenemos una facilidad para distraernos de las cosas importantes: más fácil es jugar al fin del mundo, que a construirlo en base a la paz y la justicia.

Para el pueblo de Israel, para su gente, y especialmente para los más frágiles y excluidos, era razonable pensar que en algún momento se sacarían de encima el yugo opresor, ya de los imperios dominadores, ya de las clases dominantes y elitistas. De allí surge el género literario apocalíptico. Un género destacado en la literatura bíblica y que de manera simbólica intenta sobreponerse al terror del mal, creando un mensaje esperanzador que anima a resistir y transformar la cruel realidad, revelando el interés supremo de Dios, que toma partida por su pueblo y envía un salvador libertador, que finalmente vence al monstruo destructor...

En este marco se encuadran estas palabras de Jesús, dirigidas a sus discípulos, en el momento más crítico de su ministerio: cuando ya estaban en Jerusalén y se hacía inminente la intención reactiva del “poder”, que finalmente lo llevaría a la cruz. Pero Jesús, que bien conoce el pensamiento apocalíptico, les anuncia una destrucción de lo superfluo, de lo perecedero, de las estructuras muertas y opresoras simbolizadas en el Templo de Jerusalén. En realidad lo que caerá para siempre es la opresión, la discriminación diríamos hoy.

Ellos querían saber acerca del fin y de las señales para identificarlo… Pero Jesús enfatiza en que el mal que reina: pobreza, guerra, destrucción… lamentablemente siempre estará ahí, siempre será parte de esta historia. ¡No se alarmen! ¡No teman! En realidad este no es el problema, este es el desafío. Y si este es el desafío, la pregunta inexorable es: ¿En qué creer? ¿En quién confiar?

En realidad el desafío está en cómo le hacemos para resistir y para transformar la adversidad de este mundo, en lo que sí creemos: las promesas de justicia y paz de Dios para todas y todos.

Que el Reinado de Jesús, que su lógica incluyente, que su amor incondicional, su esperanza contra los signos de la destrucción no comulgan con los poderes de este mundo…una verdad incontrastable. Pero tampoco lo hacen con los que asustan con los “demonios” y “fantasmas” qué en él se generan.

Estos signos son tan solo dolores de parto… los dolores que anuncian el nacimiento de una vida nueva, renovada, liberada, restituida en su dignidad. Una vez que nazca, nadie reparará en ellos, no son más que signos que anuncian lo que viene. Y eso que viene es bueno, e incluyente. El testamento viviente de esta verdad es la misma vida de Jesús, su entrega y actitud de no rendirse ante la corrupción y el poder excluyente y opresor. Su poder fue lograr que tanto mal no le afectara y a pesar de él dejar una esperanza viva para siempre. Esperanza que ha dado vida y más vida en abundancia a toda la humanidad.

Nosotras y nosotros, aquí, y en este tiempo, continuamos en el mes de las Familias en la Diversidad, fortaleciéndonos en la esperanza y construyendo ese mundo nuevo y subversivo basado en los vínculos que ofrecen paz, justicia y restitución. y vaya que hay voces estridentes en este tema que utilizan las sagradas escrituras para apoyar sus trasnochadas profecías. Que las familias diversas son el símbolo de la destrucción de la “familia tradicional”, establecida por Dios… Menuda blasfemia, basta con revisar la Biblia para encontrar más de 30 modelos diferentes de familia tan diversos y contradictorios entre ellos como las familias formadas por parejas del mismo sexo, o por madres solas, o por divorciados.

Y en realidad, que no nos agite, ni nos preocupen las condenas y las sentencias de muerte eterna, tanto como dejar de crear vínculos de amor entre nosotras y nosotros. En realidad siempre existirán poderosos que pretendan controlar… Pero que no nos distraigan con sus palabrerías de hacer familias que se funden en el respeto por la diversidad del otro, la solidaridad, el afecto y la mutualidad.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Dar... hasta lo que necesito para vivir


"…Los ricos daban grandes limosnas.
Pero también llegó una viuda pobre

y echó dos moneditas de muy poco valor.
Jesús, entonces, llamó la atención

de sus discípulos y les dijo:
“Les aseguro que esta viuda pobre

ha dado más que ellos.
Pues todos han dado de lo que les sobraba
ella, en cambio, ha dado

de lo que había reunido con sus privaciones,

eso mismo que necesitaba para vivir.”
(Marcos 12:41b-44)


Muchas veces hacemos eso que los ricos de esta historia, damos de lo que nos sobra. Llegamos al hogar, luego de un día terrible, y ofrecemos nuestras frustración, nuestro cansancio, nuestra desidia, y como si fuera poco reclamamos ser atendidos como los “señores”, los “amos” que merecen reconocimiento, cuidado, respeto, ser servidos…Es más común y corriente de lo que imaginamos, pasando de las formas mas sutiles a las más groseras. Muchas veces el simple hecho que no se nos de ese reconocimiento es la justificación para desencadenar una ola de hechos violentos: insultos, agravios, golpes… La violencia doméstica, tan común y corriente como aberrante y aborrecible… Sólo digna del desprecio que se debe dar a lo miserable.

Es que en medio de esta cultura del prestigio y la fama, del “autobombo” y el egoísmo, el estrellato y el poderío… tendemos a aspirar “a una corona de reyes o reinas” imaginarios, pero en el peor sus esquemas despóticos. Ofrecemos lo que nos sobra de nuestra capacidad para amar y comprometernos; esas migajas de lo que pudo ser una abundancia para compartir. Ofrecemos lo que sobra, porque en el fondo creemos que los demás valen menos y por tanto están después de mi “yo”. Ese “yo” que domina tanto el dinero, como el tiempo, el afecto, el respeto y la admiración por el otro, o la otra…Ese “yo” que nos anestesia con el néctar de su fragancia espuria y caduca más allá de los límites del mismo yo, creando muros, distancias, abismos profundos y extensos en la comunicación con los demás.

Y es precisamente esto lo que el relato nos denuncia. Encontramos aquí a un Jesús indignado con el sistema opresor del Templo. Un sistema que exigía el “todo” de los más frágiles –como el caso de esta viuda- despojándoles, incluso, de lo que necesitaban para vivir, mientras que quienes más tenían seguían teniendo más. Pero lo peor… ¿A dónde iban esas ofrendas sino a mantener una estructura opresora, injusta, excluyente? Nada más alejado del interés de Dios que no comulga con el “negocio” de los que utilizan su poder para enriquecimiento propio.

Jesús observa a la mujer viuda –símbolo de los más excluidos y explotados de su tiempo- y rescata su dignidad al ponerla como ejemplo de fe. No creo que aprobara que esta viuda diera lo poco que tenía para vivir, para mantener la suntuosidad superficialista de la clase dominante. Pero sí rescata su fe, su confianza puesta en la justicia de un Dios que se identifica con los desprotegidos de la historia.

La viuda nos enseña con su actitud, aparentemente “sumisa” al sistema, que la dignidad de hija/hijo de Dios se juega en el compartir todo con los demás. Seguramente eso representaba el “templo” para ella. Ese espacio “casa de Dios”, al que todos estaban invitados, más allá de las malas administraciones. Esa “casa de Dios”, donde la mesa se sirve para todas y todos: pobres, ricos, niños, adultos, enfermos, sanos, hombres, mujeres, extranjeros, esclavos… y podríamos seguir con la larga lista que se actualiza en la historia la que nos incluye más allá de la discriminación a todas y todos los discriminados. Ese hogar de la Justicia y la Paz, la abundancia y la inclusión en el que todas y todos, incluso los más olvidados, rechazados, discriminados de la historia pueden morar y recuperar su dignidad humana.

Es otro su horizonte de sentido. Entregar, confiar, ofrecer lo mejor de uno a cambio de la fe. Entregar lo que nos posibilita vivir, sin esperar nada a cambio, más que ser fieles a nuestra dignidad de hijas e hijos de Dios. Entregar nuestro amor, nuestra amabilidad, nuestra ternura, lo mejor de nuestra esperanza, nuestra comprensión y sensibilidad, nuestro afecto, compartir nuestro dinero, nuestro tiempo, el espacio en que vivimos: esas moneditas de “servicio al otro” que a pesar del cansancio, de la frustración, de la soledad, de la desidia, de la exclusión, del dolor y la angustia… “a pesar de” estamos dispuesto a ofrecer y entregar porque creemos en algo mucho mayor y mejor que lo que la realidad nos ofrece .

Estamos en el Mes de la Familias en la Diversidad y ante el sistema opresor podemos creer que la exclusión se justifica y nos refugiamos en los rincones para no ser detectados por su fuerza represora… Podemos incluso dar nuestras monedas de “silencio” y “autoexclusión” asumiendo ese lugar de miseria que se nos deja para sobrevivir… Pero la actitud de la viuda y las palabras de Jesús nos desafían a ubicarnos en un lugar diferente, resistiéndonos a la injusticia con la fuerza de nuestra dignidad y el poder de nuestra fe.

En este mes de las Familias, estamos invitados a reflexionar sobre nuestra actitud de reracionamiento con los más cercanos, con aquellas y aquellos con quienes compartimos la vida y la mutualidad familiar y orientar nuestros vínculos hacia los valores del compartir lo mejor de nosotros, la identidad y el amor que nos permiten ser y vivir. Pero también estamos desafiados a construir una cultura nueva y liberadora para nuestras “familias diversas” al patrón heteronormativo excluyente. Creando espacios de encuentro, de mutualidad, de afecto, de compartir, de solidaridad liberadora de opresiones y violencia.

Ojalá podamos concluir esta historia abierta por la viuda y Jesús, que la reconoce y la dignifica, haciendo de nuestras vidas y nuestras familias espacios de comunidad de amor incondicional allí donde nos toque ser luz para otras y otros. Ojalá que podamos reconciliar la historia con el sueño de Dios… Ojalá que nos animemos a reconciliarnos como familia.




miércoles, 4 de noviembre de 2009

RECONCILIACION FAMILIAR



2do. Encuentro de Familias en la Diversidad de Monterrey
RECONCILIACIÓN FAMILIAR
Sábado 21 Noviembre, 2009 * 16hs.
Diego de Montemayor 227 sur (Centro)
Monterrey, NL * México

Ver Video Promoción, doble clic aqui:
Por segunda vez en Monterrey tendremos un ENCUENTRO de FAMILIAS en la DIVERSIDAD para compartir esperanzas, fortalezas y la mutua experiencia en los caminos de aceptación, respeto e inclusión de la diversidad sexual y de género en el seno de nuestras familias, en esta oportunidad para platicar acerca de la reconciliación familiar. Con tal motivo tendremos la visita especial de la madre activista MIRIAM ANGEL, del Grupo de madres y padres por la Diversidad de México quien coordinará el desarrollo del Encuentro.

LOS ENCUENTROS DE FAMILIA son una muy buena oportunidad para acercar el tema de tu diversidad sexual o de género al dialogo familiar para destrancar los bloqueos, el rechazo y los distanciamientos que provoca la cultura homofóbica de nuestra sociedad.

Te invitamos a participar, animándote a invitar a tu familia…
Por más información: (81) 8340 3789


MIRIAM ANGEL
“Nací en el año de 1945 en la Ciudad de México. Hija de padres Alemanes que salieron de la Ciudad de Berlin 1939 por la Segunda Guerra Mundial.
Me casé en 1970, con quién sigo felizmente casada. Tengo 2 hijas. La mayor de 35 años que se declaró lesbiana con nosotros en 1999 y que tiene una pareja maravillosa hace 9 años y la menor de 32 años casada.
Originalmente estudié Alta Costura y Diseño en Viena, Austria. Después trabajé 10 años en Agencias de Viajes. He trabajado como Secretaria y Asistente personal del Rabino Ortodoxo en Tijuana, B.C.
No dejamos de presentarnos a dónde nos inviten, igual estamos ahora en 2 documentales, como en programas de TV, Radio y también vamos como Grupo a las escuelas que nos inviten.
Dámos entrevistas a revistas y periódicos. También trabajo con el Gobierno, Diputados federales y de la ciudad de México. No dejamos de asistir a la Marcha del Orgullo anualmente…”

Miriam fundó en México el Grupos de Madres por la Diversidad (http://mx.geocities.com/padresporladiversidad/ ), un espacio en el apoya a familiares de personas LGBT en el proceso de aceptación y reconciliación familiar. Ofrece conferencias por todo el país.

Desde su fundación es miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación Internacional de Familias por la Diversidad (FDS) organismo internacional que ofrece recursos, talleres, información y acción social a las familias viviendo en la diversidad en todo el mundo de habla hispana (http://www.familiasporladiversidad.org/ )

Conoce más de Miriam
Viendo sus videos:
http://www.youtube.com/watch?v=GbY5w76MCX4

http://www.youtube.com/watch?v=xr59Fwe9IAk



TRANSMISIÓN EN VIVO por
VOCES CRISTIANAS tu radio libre de homofobia
www.vocescristianas.net


Este evento se puede seguir a través de nuestra Radio Web "Voces Cristianas, tu radio libre de homofobia", que trasmite en vivo, tiempo real, y tu puedes participar desde el punto del planeta en que te encuentres.

INSTRUCCIONES para VER/ESCUCAR las transmisiones:
1. Ingresa a la pág. principal www.vocescristianas.net
2. Ingresa al video chat
3. Cierra página principal y deja abierto solamente el video chat.
4. Doble click en "cabina" para ver la imagen.

DIOS es FAMILIA, familia son los vínculos



"Jesús le contestó: el primer mandamiento es:
Escucha Israel: el Señor nuestro Dios, es un único Señor.
Al Señor tu Dios amarás con todo tu corazón,
con toda tu inteligencia, con todas tus fuerzas.
Y después viene éste: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. No hay ningún mandamiento
más importante que éstos”
(Marcos 12:29-31)


Noviembre es un mes especial para Casa de Luz ICM, celebramos el mes de las familias en la diversidad. Este año bajo el lema: DIOS ES FAMILIA, FAMILIA SON LOS VÍNCULOS. Y lo hacemos en estas fechas, fuera del marco en que las iglesias tradicionales lo conmemoran, porque de hecho nuestra perspectiva de la familia, no encaja en el estrecho esquema planteado por sus doctrinas. Pretender hacerlo sería como aplicar un remiendo nuevo a un viejo traje.

¡El vino nuevo, mejor en odres nuevos!

Entendemos a la “familia” como el ámbito primario y fundamental de las relaciones humanas, las que son posibles por los vínculos que se crean en el amor. Trasciende en nuestro entender a los lazos consanguíneos (aunque los incluye), las leyes tradicionales que la regulan su estructura como célula base de la sociedad y obviamente no se deja enclosetar en un único modelo tipo. La familia es tan diversa como los mismos seres humanos lo son, imposible abarcar o contener dentro de un formato único. Cualquier pretensión en este sentido generaría –y vaya si lo hace- exclusión y discriminación.

Creemos en un Dios uno y trino (diverso), un solo Dios en tres personas: Padre – Hijo –Espíritu. Creemos en un Dios Familia que hace la unidad a través de la comunión de los vínculos. ¿Cómo no creer en la familia diversa? ¿Cómo no entender la variedad de expresiones que hacen posible el amor y la comunión de las personas? ¿Cómo pretender abarcar bajo la “ley” tanta diversidad en el amor?

Vivimos en un mundo que debate a la familia entre la pretensión de contenerla en un “formato” único, tradicional, heteronormativo, patriarcal… y la libre expresión de los vínculos espontáneos y diversos que se dan entre las personas. Un debate profundo entre la lectura ideológica y fundamentalista de la realidad y las expresiones genuinas e incluso estadísticas de la misma; los censos de los países latinoamericanos –curiosamente bastantes coincidentes entre ellos- revelan que sólo el 30% (+-) de las familias responden al modelo tradicional (mamá, papá, los nenes, la abuela y el perro) mientras que el restante 70% corresponde a grupos familiares diversos: monoparentales (padres o madres solas con hijos), hermanos que viven juntos, amigas y amigos que comparten vivienda y constituyen una identidad de hogar; parejas del mismo sexo con hijos o sin ellos, por mencionar sólo algunas de las expresiones emergentes de este mundo, que no se deja atrapar en un único y solo formato. Un mundo pluriforme, multicolor en el horizonte ancho y extenso del arco iris de la creación.

Y pese a estas cifras categóricas, los grupos fundamentalistas se niegan a ver la realidad tal cual es y respetarla… A cambio pretenden justificar el imperativo de sus doctrinas argumentando con lo que llaman “ley natural” o “ley de Dios”. Y lo peor, imponen su poderío interponiendo leyes que privilegian a su “trasnochado modelete” y excluyen a los que no se le adhieren. Grito desesperado de su propia miseria humana, que no les deja ver con los ojos del amor a su prójimo, a su semejante en la belleza de sus diversidades.

¿Cuál ley natural? Basta con echar un vistazo a la historia humana para ver la variada y exquisita diversidad con que los seres humanos se han agrupados para establecer sus vínculos primarios; y el único denominador común que de allí se desprende es la búsqueda de protección, mutualidad, contención afectiva, social y económica… todo lo demás es un agregado conceptual que afirma las variadas y múltiples interpretaciones de esos grupos, pero nada más. Y en esa historia natural de agruparse socialmente los seres humanos, se han diseñado vínculos muy variados que van desde la familia poligámica, pasando por la familia extensiva, las sociedades matriarcales, los grupos tribales y en el último suspiro de la historia, lo que hoy se da ha llamar la familia nuclear patriarcal. ¿Podemos hablar de “una” ley natural que establece un modelo único de familia para la humanidad? ¡Claro que no! Y tomo como documento para esta afirmación, el mismo texto bíblico en su más ancho y extenso alcance, donde el pretendido modelo de “familia nuclear” es muy difícil de encontrar, salvo contadas excepciones.

¡La única Ley de Dios es el amor! Y ella debiera inspirarnos respeto e inclusión. Un amor que nace en el reconocimiento de Dios como su fuente y que exige de cada creyente su adhesión total y sin reservas: amar a Dios con todo el corazón, la inteligencia y la fuerza… Un amor que se trasciende de los límites individuales y se proyecta al “prójimo”: el próximo, el semejante. No hay, según la palabra de Jesús, mandamiento, ley que se le anteponga a ésta.

Ley de Dios que se afirma en los vínculos que nos acercan, que nos unen los unos a los otros, así como el mismo Creado lo hace con cada uno y la humanidad toda. Porque esa es su vocación: la unidad. ¿Cuál es la duda entonces? ¿Cuál es la dificultad con vivir cada una de las relaciones humanas, así como se den, dentro de este principio del amor? ¿Cómo le hacen para vivir en paz generando exclusión, rechazo, discriminación? ¿Cómo le hacen para hablar en nombre de Dios?

Amar no es una ley que se deba cumplir como un mandato. Amar es un privilegio, un don, un valor muy preciado que nos une a lo más profundo y significativo de la vida. Amar es un camino y una oportunidad de comprender la vocación humana. Quien ama, no puede otra cosa que bendecir la vida allí donde esta se encarne: la creación, las personas, sus relaciones y vínculos.

“AMA y haz lo que quieras…
Cómo esté dentro de ti la raíz del amor,
ninguna otra cosa sino el bien podrá salir de tal raíz”.

San Agustín